Las lesiones de cuello más frecuentes son las que implican a cualquiera de los músculos cervicales. Los más afectados suelen ser el Trapecio Superior, el Esplenio y el Esternocleidomastoideo, pero simplemente por ser los más grandes y superficiales, generalmente suelen desarrollar síntomas por debilidad de otros músculos más pequeños y profundos, cuya función es la de proteger y estabilizar.
Latigazo cervical: se suele dar sobre todo en accidentes de tráfico o traumas con rebote del cuello. Suele ser una patología combinada que implica a dorsales y mandíbula también. La lesión principal es un esguince cervical combinado de rigidez articular en el resto de vértebras, que deriva en dolor de cabeza, mareos, calambres en los brazos y pérdida de la movilidad.
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Dolores articulares: Se dan cuando hay inflamación en las uniones de las articulaciones, en sus ligamentos o cápsulas. El síntoma principal es la pérdida del movimiento y el dolor, parecido al muscular pero más difuso y extendido.
Inestabilidad o esguinces: Por pérdida del control motor de los músculos más profundos e hipermovilidad de las vértebras. Suelen ser frecuentes los crujidos, los mareos o vértigos.
Artrosis y trastornos degenerativos.